Dos oídos...una boca

Biológicamente venimos dotados de dos oídos, puede ser una cuestión de simetría, uno de cada lado de la cabeza. Sirven para colocarnos aros, colgar los lentes y hoy en día para sostener el barbijo. Lo cierto es que oímos por ambos de igual manera y gracias a ellos podemos comunicarnos verbalmente.

Para completar este combo de comunicación, tenemos una boca, con ella emitimos sonidos que son oídos e interpretados.

Toda esta introducción es solo para llegar a la siguiente conclusión, tenemos dos oídos y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos. Algo que no sucede con mucha frecuencia.

No sé si han notado, que aveces decimos oir y otras escuchar. Parece lo mismo pero desde el coaching lo diferenciamos de la siguiente manera: oír es una función biológica, todos ( o casi todos) venimos de fabrica con esa función. En cambio escuchar es sumar a esa función biológica, la capacidad de prestar especial atención, intentar entender que dice el otro y desde donde lo dice, no solo escuchar para contestar.

Oir + Interpretar = Escuchar

Dentro del escuchar, diferenciamos distintos maneras de hacerlo:

• Escucha previa: se dispara de manera prácticamente automática, y se refiere a los prejuicios que vienen a nuestra mente, de vivencias previas o creencias personales, y que interfieren en la comprensión de lo que estamos escuchando. Esto no es bueno ni malo, simplemente hay que darse cuenta si estamos en este tipo de escucha para tomar acción. Por ejemplo: Si una persona nos está prometiendo que hará algo y nuestra experiencia nos dice que no es de confiar, podemos tomar acción para fortalecer ese compromiso y incluso para estar preparados para que no lo cumple. Aunque ese prejuicio debe estar fundamentado sino no tiene validez y simplemente estorba en la conversación.

• Escucha recreativa: nos permite estar atentos a lo que el otro dice, sin juicios previos e indagando en lo que nos cuenta para recrear la situación con la mayor información posible, desarrollando nuestra empatía y prestando especial atención a las emociones. Este tipo de escucha no brinda opiniones o consejos, simplemente indaga. Es útil, por ejemplo, para cuando nuestros hijos nos cuentan un problema ya que podemos comprender mejor la situación preguntando sobre detalles del suceso.

• Escucha comprometida: este tipo de escucha va un paso más adelante de la recreativa, y aunque tampoco da consejos, si intenta desafiar los juicios y creencias que la otra persona trae en su relato. Escuchamos con tanto compromiso que nos olvidamos de nuestros juicios para estar completamente atentos al otro. Por ejemplo, cuando un amigo nos cuenta una situación y la decisión que piensa tomar, si estamos en esta escucha podríamos indagar más sobre esa decisión, preguntarle si realmente está convencido, si analizó todos los factores que conlleva, si se sentirá satisfecho realmente, etc...cuestiones que van más allá del detalle sobre lo sucedido, sino que apuntan al ser de la persona.

La función del coach es permanecer en escucha comprometida y recreativa. Y si no sos coach también es bueno adoptar este tipo de escuchas en determinados momentos para ayudar a otra persona a darle vuelta a su situación, mirándola desde distintos puntos de vista y logrando ver posibilidades que antes no veía.

Sabemos que lo la humanos somos seres lingüísticos, toda nuestra vida se basa en conversaciones, en la capacidad de Comunicarnos con los demás formando grupos, sociedades. Por lo tanto, aprender a escuchar cuando el otro tiene algo que decir es beneficioso para ambos y permite contruir relaciones que pueden, por qué no, cambiar el mundo.

"Escuchar es mas que

tener la capacidad de

oir las palabras

de los demás.

Es principalmente

tener la capacidad de

dejar de oir

nuestras palabras."

David Fischman

Escuchemos el doble de lo que hablamos....

Pone en práctica este consejo en tu próxima conversación, presta atencion a lo que te cuentan, indaga, pregunta y desafia los juicios del otro. Vas a obtener resultados increíbles.