En la vida, a menudo enfrentamos desafíos que parecen insuperables. Sin embargo, ¿qué pasa cuando el mayor obstáculo somos nosotros mismos?
Cuando nos auto-boicoteamos nuestros proyectos.
A estas maneras de ser nuestro propio verdugo las llamamos "enfermedades de la actitud" y básicamente son patrones de pensamiento y comportamiento que pueden sabotear nuestros esfuerzos y limitar nuestro potencial.
Vamos a repasar distintas formas de esta enfermedad para comprender mejor de que hablamos:
Negatividad crónica.
Una de las enfermedades más comunes es la negatividad crónica. Aquellos que la padecen tienden a ver el lado oscuro de las cosas, enfocándose en los obstáculos en lugar de las oportunidades. Esta actitud puede ser contagiosa y afectar no solo a la persona que la experimenta, sino también a quienes la rodean.
El negativismo, como un patrón de comportamiento, se define como una resistencia extrema a la estimulación tanto interna como externa. Este comportamiento puede estar presente en niños pequeños, adolescentes y también en adultos. Las personas con este patrón de comportamiento tienden a centrarse solo en los factores negativos, lo que puede llevar a la pérdida de motivación y a la sensación de no tener suerte.
Las actitudes que pueden generar una visión negativista incluyen la falta de hábito y capacidad de esfuerzo, no asumir responsabilidades, la nostalgia y el sentimiento existencialista continuado, quejarse constantemente, y evitar tomar decisiones por miedo, pereza o falta de esfuerzo.
Está actitud puede ser resuelta con mayor o menor grado de dificultad, aveces con necesidad de ayuda de un profesional. Cuando solo es una actitud y no un trastorno, podemos proponerte algunos consejos:
No juzgar a los demás: Es común que las personas negativas juzguen y critiquen a los demás. Intenta evitar este comportamiento.
Alejar a las ideas negativas: Intenta distanciarte de los pensamientos negativos y no permitas que dominen tu mente.
Apartarse de las fuentes de negatividad: Si hay personas o situaciones en tu vida que te generan negatividad, intenta alejarte de ellas.
Dejar los prejuicios: Los prejuicios pueden alimentar la negatividad. Intenta mantener una mente abierta.
Enfocarse en lo positivo: Intenta centrarte en los aspectos positivos de tu vida y de las situaciones que enfrentas.
No discutir por discutir: Evita las discusiones innecesarias que solo generan estrés y negatividad.
Dale mayor accesibilidad a tu cerebro a los conceptos positivos: Nuestros cerebros prefieren acudir a lo familiar. Así que deshacer la negatividad implica hacer que los conceptos positivos sean más familiares y accesibles en el cerebro.
Deconstruye tu negatividad: Cuando nos sentimos negativos, puede ser fácil ver las causas externas de nuestras emociones negativas, pero no las internas. La verdad es que nuestros pensamientos tienen tanto (o tal vez más) que ver con nuestra negatividad que las situaciones en las que nos encontramos.
Todos somos negativos a veces y eso está bien. Debemos tener autocompasión mientras nos esforzamos por cambiar los pensamientos. Si hemos sido negativos durante mucho tiempo, regular las emociones y cambiar a pensamientos más positivos puede ser un poco más difícil y tomar un poco más de tiempo. Siguiendo las estrategias anteriores podremos ver la mejora con el tiempo.
Victimismo.
Otra enfermedad común es el victimismo, donde la persona se siente constantemente perjudicada por las circunstancias externas, sin asumir responsabilidad por su propia vida. Esta actitud puede llevar a la falta de acción y al estancamiento.
¿Qué es el Victimismo?
El victimismo es la tendencia de una persona, grupo de personas o colectivo a considerarse víctima. Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena. El victimista, en cambio, se disfraza de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente y responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás.
En psicología, una personalidad victimista o tendencia psicológica victimista —que puede llegar a desembocar en una conducta patológica— consiste en una tendencia a culpar a otros de los males que uno padece y resguardarse en la compasión ajena. Esta tendencia se caracteriza por una deformación pesimista de la realidad en la que el sujeto se regodea en el lamento y queda incapacitado para realizar cualquier tipo de autocrítica.
Como toda conducta, se puede combatir y cambiar, aca te dejamos algunos consejos para dejar de sentirse victima:
Autoconciencia y reflexión: Cultiva la autoconciencia y la reflexión. Observa tus propios pensamientos y comportamientos para identificar si estás adoptando una mentalidad de víctima en determinadas situaciones.
Asume responsabilidad: Asume responsabilidad por tus acciones y decisiones. No culpes a otros por tus problemas.
Desarrolla la resiliencia: La resiliencia te ayudará a superar las adversidades y a verlas como oportunidades de crecimiento.
Practica la gratitud: La gratitud puede ayudarte a centrarte en los aspectos positivos de tu vida, darte cuenta que tambien suceden cosas positivas en la vida y donde no somos victimas, sino beneficiarios de eso.
Comunicación efectiva: Expresa tus sentimientos y necesidades de manera asertiva, es bueno indicar que te sientes perjudicado por x situación en lugar de asegurar que eras la victima.
No juzgues: Evita juzgar a los demás. Cada persona tiene sus propias luchas y desafíos.
Sé respetuoso: Trata a los demás con respeto, incluso si no estás de acuerdo con ellos.
Busca el motivo oculto de tu comportamiento: Intenta entender por qué actúas de la manera que lo haces, que ganas o que evitas sintiéndote victima.
Mantén las distancias: Si te encuentras en una situación en la que te sientes víctima, intenta tomar distancia emocional para ver la situación de manera más objetiva.
Evita disculparte innecesariamente: No te disculpes por cosas que están fuera de tu control.
Todos podemos caer en el victimismo en algún momento. Lo importante es reconocerlo y tomar medidas para superarlo. Si sientes que el victimismo está afectando tu vida, no dudes en buscar la ayuda de un profesional.
Resistencia al cambio.
La resistencia al cambio es la última enfermedad de la actitud que veremos, se trata de una situación donde la persona se aferra a lo conocido y teme lo nuevo. Esta actitud puede impedir el crecimiento personal y profesional, ya que el cambio es inevitable.
Es un fenómeno común en la vida de las personas y las organizaciones. Puede surgir por diversas razones, como el miedo a lo desconocido, la comodidad con la situación actual, la falta de confianza en uno mismo o en los demás, entre otros motivos.
Para enfrentar la resistencia al cambio, es importante tener en cuenta varios aspectos:
Autoconocimiento: Reconocer y comprender nuestras propias resistencias y temores es el primer paso para superarlas. Reflexionar sobre nuestras creencias y actitudes hacia el cambio puede ayudarnos a identificar las razones detrás de nuestra resistencia.
Flexibilidad: Estar dispuestos a adaptarnos y ser flexibles ante las nuevas situaciones es esencial para superar la resistencia al cambio. Aceptar que el cambio es parte natural de la vida y que puede traer oportunidades de crecimiento y aprendizaje puede ayudarnos a abrirnos a nuevas experiencias.
Visión positiva: Mantener una actitud positiva hacia el cambio puede hacerlo más llevadero. En lugar de enfocarnos en los aspectos negativos o en lo que podríamos perder, podemos centrarnos en las oportunidades y beneficios que el cambio puede traer.
Comunicación: La comunicación abierta y transparente es clave para superar la resistencia al cambio. Explicar claramente los motivos y beneficios del cambio, así como involucrar a las personas en el proceso de cambio, puede ayudar a reducir la resistencia y generar apoyo.
Apoyo y acompañamiento: Contar con el apoyo y acompañamiento de otras personas durante el proceso de cambio puede hacerlo más llevadero. Ya sea a través de un coach, un mentor, un amigo o un colega, tener a alguien que nos brinde apoyo y nos ayude a mantenernos enfocados en nuestros objetivos puede ser de gran ayuda.
Vivimos en tiempos donde la única constante es la transformación permanente
Sin duda alguna, vencer la resistencia al cambio puede ser hoy nuestro gran logro. Vivimos en tiempos donde la única constante es la transformación permanente de las cosas, y poder ser flexibles y adaptarnos a esos cambios nos va a dar la posibilidad de ver las oportunidades de creciendo que se presentan en nuestras vidas y negocios.
Conclusión
Para superar estas enfermedades, es crucial la autoconciencia, la comunicación y la voluntad de cambio. El coaching ontológico y de negocios puede ser una herramienta poderosa para identificar y superar estas actitudes limitantes. A través de la reflexión y la acción, podemos transformar nuestras actitudes y abrirnos a un mundo de posibilidades.
En resumen, las enfermedades de la actitud son obstáculos invisibles que pueden impedir nuestro camino hacia el éxito y la felicidad. Reconocerlas y trabajar en superarlas es el primer paso hacia una vida más plena y satisfactoria.
Si hoy fueras al doctor de las actitudes, ¿cual crees que sería su disgnostico?
Negatividad Crónica
Victimismo
Resistencia al cambio
Otro (dejalo en el comentario)
Comparte la respuesta y deja tus comentarios sobre estás enfermedades de la actitud.
Comienza hoy mismo a aplicar las recomendaciones y vencer estas actitudes!!!
Nos vemos en la próxima publicación!!!
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